PENAS DE LARGA DURACIÓN: AISLAMIENTO, TORTURA Y MUERTE.

Existen varias realidades ocultas hoy día dentro de las prisiones pero de todas ellas, probablemente, unas de las más sangrantes sean las de las cadenas perpetuas y las condenas a muerte. Realidades encubiertas en la sociedad, por el autoproclamado sistema democrático y por su forma de hacer justicia.

Las sucesivas reformas del código penal y penitenciario, aunque se hayan llevado a cabo bajo el pretexto de democratizar el sistema punitivo, demuestran que sólo han conducido a la continua legitimación de más represión y más castigo dentro y fuera de las cárceles.

Las nuevas normas, entre otras cosas, han eliminado las redenciones por trabajo y / o estudios y otras actividades (música, teatro, deporte…) y han limitado el acceso al tercer grado. A todo esto, hay que sumarle la acumulación de condenas generadas dentro de la propia cárcel, la refundición arbitraria de las penas para ir siempre a la pena máxima, el agravante de la reincidencia, la masificación, la negación de permisos, la no asistencia de abogados/as, el eterno segundo grado sin posibilidad de permisos ni salida, las enfermedades crónicas, las drogodependencias inducidas por el sistema, tanto legal como ilegalmente, la eterna espera de los procesos judiciales, abusando de la prisión preventiva e ignorando la presunción de inocencia, lo que desemboca en el cumplimiento íntegro de las condenas, etc. Esta acumulación de factores, provoca el que haya personas para las cuales la estancia en la cárcel sea eterna, sin posibilidad alguna de salida pues están abocadas a una muerte segura en las peores condiciones imaginables para cualquier ser humano.

Como resultado de la lógica de todas estas reformas normativas, se ha aumentando el tiempo de cumplimiento máximo que, aunque limitado sobre el papel a 20-25-30 ó 40 años, de hecho y en la realidad puede muy fácilmente no tener fin.

Toda condena de privación de libertad es inhumana ya en si misma, pero si además es de larga duración, pasa a ser degradante y destructiva para la persona y para su entorno, y desde luego, la hipotética reinserción y reeducación, que se jactan de defender, se hace imposible.

Bajo estas condiciones sólo podemos pensar que el entramado carcelario tiene como única finalidad la de castigar, aislar y apartar a las personas incómodas y no adaptadas para el sistema, alargando su estancia al máximo dentro de la prisión para eliminar así toda una serie de conflictos que esta sociedad no sabe ni quiere resolver.

Ante estas realidades, hemos decidido iniciar una campaña contra las cadenas perpetuas encubiertas que, de momento, tiene como primeros objetivos denunciar, informar y concienciar que existen muchas personas en las cárceles españolas en esta situación.

Queremos saber quiénes son y dónde están. Queremos que se oigan sus voces y unirlas a las nuestras para proclamar:

“NO A LAS CADENAS PERPETUAS. NO A LAS MUERTES EN PRISIÓN. NO AL AISLAMIENTO. NO A LA TORTURA!”.

La cárcel no es la solución, la cárcel solamente embrutece, aísla, destruye, ciega, enloquece, mata…

Si quieres, puedes unirte a esta campaña. Si tienes algo que decir, no esperes que otros lo digan por ti.

Comenta y difunde, tanto dentro como fuera y entre todxs lo lograremos.

martes, 27 de marzo de 2007

COMUNICADO CLANDESTINO DE TRES PRESOS DEL CENTRO PENITENCIARIO DE ARLES. NOVIEMBRE DEL 2001.


Antes de leer el siguiente comunicado, tenemos que especificar que si nos presentamos ante vosotros con la cara tapada, es para evitar toda personalización de la acción en curso.

Somos tres presos de "larga condena" entre otros más. El mensaje que llevamos es el de miles de hombres y mujeres sin voz, encerrados en las cárceles de Francia.

Por un lado, queremos decir que si llevamos pasamontañas es por razones de seguridad. No es necesario precisar que a las autoridades penitenciarias no les agradar? nuestra iniciativa, que la represión que nos va a caer encima por difundir públicamente este documento será contundente.

Puede que las medidas de seguridad que hemos tomado no nos eviten sanciones. Por eso pedimos de antemano a las asociaciones y ciudadanos preocupados por la defensa de los derechos humanos, que están atentos a lo que pueda pasar en el centro penitenciario de Arlés, en los próximos días y semanas. Eso evitar? que se produzcan violencias y abusos diversos, por parte de los dueños de la represión.

Está claro que si el mundo carcelario no fuera este lugar sin-derecho, donde los presos tenemos prohibido expresarnos y asociarnos, no nos hubiéramos visto obligados a emprender esta acción. La naturaleza antidemocrática de la cárcel nos hace actuar de esta manera.

En fin, queremos añadir que el material utilizado para realizar este reportaje, fue cogido sin el consentimiento de nadie. Para ser más concretos, hemos "cogido prestado" este material sin que la persona presa encargada del taller-video lo sepa.

El año 200 habrá sido, entre otras cosas, el año de la revelación pública del horror carcelar en Francia. "Una vergüenza para la República", fue el comentario de mucha gente. Se denunciaron y se sacaron a la luz muchos problemas. Desde los parlamentarios hasta la Iglesia, pasando por varias asociaciones, todos tuvieron la oportunidad de expresarse sobre el tema, con cierta unanimidad. Tomamos acta de ello, pero, como siempre, nadie dio la palabra a los más directamente interesados, a aquellos y aquellas para quienes lo cotidiano es el infierno carcelario: las personas presas. Nunca nadie nos da la palabra, por eso hemos decidido tomarla aquí y ahora. Nos expresamos particularmente en nombre de los presos de "larga condena", nosotros los "olvidados", para quienes el horizonte sólo es desesperanza y odio.

Estamos aquí, ante vosotros, para exigir que se nos apliquen medidas justas, equitativas, que nos permitan creer que no hemos sido condenados a la muerte lenta, a condenas que son sólo un sustituto de la pena de muerte. Aquí estamos para decir en voz alta y fuerte que a nadie le interesa que nos convirtamos en bombas humanas, ya que llegará el día en que seremos liberados, y volveremos a formar parte del tejido social. Qué pasará entonces, teniendo en cuenta que, durante años el sistema carcelario nos machaca, nos envilece, nos hiere hasta lo más íntimo de nuestro ser. Ya es hora de acabar con esta realidad, y es más que urgente que esta cárcel devoradora de hombres, sea objeto de una revolución cultural que le permita entrar en el tercer milenio con una mínima dignidad.

A raíz de nuestras experiencias, en nombre del respeto por la dignidad humana y por los derechos fundamentales del ser humano, exigimos al gobierno francés que tome las medidas siguientes:

- Primero: Reestructuración de la escala de las condenas y ajustamiento con la de los países dotados de una concepción penal menos represiva. Para ser claros, reivindicamos la abolición de las condenas largas y el fin del cúmulo de condenas, que hacen que hombres y mujeres deban cumplir decenas de años de cárcel. Y por supuesto, la abolición de la insoportable condena a perpetuidad. Los especialistas en la materia ya están admitiendo que, después de un cierto tiempo, la duración de la pena pierde todo sentido, siendo sólo ensañamiento, venganza y destrucción del individuo.

En el 2001, se celebrará el vigésimo aniversario de la abolición de la pena de muerte. Será la oportunidad para acabar con las penas largas, que no son más que un sustituto de la pena de muerte.

- Segundo: Liberación inmediata de todas las personas presas que sufren enfermedades incurables. Morir dentro de la cárcel es la suerte más infame que pueda conocer el ser humano. Pedimos que se respete el derecho a morir con dignidad, entre los suyos, y fuera del contexto carcelario.

- Tercero: Abolición del módulo de aislamiento y de las celdas de castigo. Exigimos el cierre definitivo de estas herramientas ultra represivas. Estos lugares donde casi siempre el derecho es el derecho del más fuerte, donde el funcionario se convierte en verdugo, donde se multiplican las muertes sospechosas. Hay que acabar con todo esto.

¡Basta ya!.

Todo esto en cuanto a las medidas más urgentes. Cada día que pasa lo vivimos como si una venganza social nos fuera aplicada, y no como una medida de justicia. Sin embargo, la verdad carcelaria se compone de muchas más realidades que debemos denunciar y ver cambiar, en la mayor brevedad posible.

Se trata por ejemplo de la imposibilidad de tener relaciones sexuales, de tener hijos, más sencillamente, de tener derecho al cariño. Tantos aspectos elementales de la persona humana.

El proyecto extremadamente limitado de los módulos de vida familiar, que concierne a tres establecimientos de los 187 actuales, es un insulto para nosotros. Sabiendo que muchos países han dotado a sus establecimientos penitenciarios de lugares de encuentro específicos para las relaciones íntimas, ¿por qué Francia se lanza en tal proyecto, sólo a título experimental, y por tanto muy limitado?.

¿Cuántos decenios tendremos que esperar para que se nos reconozcan estos derechos elementales?. ¿Cuántas familias más, y parejas, tendrán que deshacerse antes de que los responsables políticos y otros funcionarios actúen de manera responsable, o sencillamente humana?.

Otra preocupación de vital importancia: la transformación de las cárceles en anexos de los asilos psiquiátricos. Cada vez son más las personas presas que no deberían estar dentro de la cárcel: su estado psicológico es incompatible con ello. Pedimos que sean atendidos en los lugares adecuados.

También queremos denunciar el escandaloso uso de los productos de sustitución en el mundo carcelario. Demasiadas veces la calma en la cárcel se consigue a costa de la dependencia de los presos a las drogas de sustitución. Algunos detenidos acaban convirtiéndose en drogadictos durante su detención, cuando no lo eran antes de su arresto. ¿qué pensar de una institución que mantiene y empuja hombres y mujeres a la toxicomanía con el dinero de la nación?.

Exigimos también que se acaben las medidas de censura. La violación permanente de nuestra correspondencia, de los encuentros con nuestros allegados y nuestras familias, sólo tienen un objetivo: imponernos una autocensura que conduce a la alienación de nuestro pensamiento y a la anestesia de nuestros sentimientos, y también con la desaparición de nuestros vínculos familiares.

¿Quién puede creer que quieren nuestra reinserción, cuando la Administración Penitenciaria rompe sin piedad los lazos con nuestras familias, encerrándonos a cientos de kilómetros de nuestros hogares, y cuando el funcionamiento de la institución sólo lleva al preso a la infantilización y a la desresponsabilización?.

En la sección "Realidades Escandalosas", cómo no evocar al trabajo penal. ¿Por qué? el derecho del trabajo no se aplica a las personas presas?. ¿Por qué, a veces, a la patronal francesa le interesa más dar trabajo a las cárceles francesas que transferirlo hasta un país del Tercer Mundo?. La respuesta es muy sencilla: porque explotan al preso a su antojo, y las condiciones ofertadas por la Administración Penitenciaria son con las que sueñan los esclavistas modernos.

¿Es así, con estas condiciones, que nos quieren incitar a la reinserción dentro de la sociedad a través del trabajo?. ¿Y qué decir de esos sueldos miserables, que ni nos permiten rembolsar decentemente al llamado ministerio fiscal?. Las decisiones de la Justicia al respecto son sometidas al afán de lucro.

Otro motivo de exasperación: el desinterés que ha manifestado la Administración Penitenciaria en lo que se refiere a cultura, el arte, estos alimentos para el espíritu y los sentidos.

¿Cómo podemos construirnos o reconstruirnos si la cultura y el arte no nos son accesibles, cuando se nos niega esta parte vital de nuestro ser, nuestro poder creativo?.

Queremos denunciar aquí y con fuerza el maltrato de una mayoría muy activa del personal de vigilancia para quien la persona presa es el enemigo a exterminar. Estos funcionarios, negándose a respetar el espíritu de las leyes, incluso muchas veces su mero cumplimiento, constituyen un peligro permanente para la institución penitenciaria, y más concretamente para la población penal y para sus propios colegas. Ya es tiempo que esta gentuza sea neutralizada por aquellos cuya misión es la puesta en práctica de los textos y el seguimiento del funcionamiento correcto de los establecimientos penitenciarios.

Por otro lado, queremos llamar la atención sobre la puesta en práctica de la nueva ley llamada "de presunción de inocencia". Otra vez tememos que el cuerpo de los magistrados encargados del cumplimiento de las condenas siga, en su mayoría, aplicando los textos de una manera extremadamente restrictiva.

Hace años que la política en materia de cumplimiento de las condenas es un desastre. Esto tiene que acabar. Tiene que acabar el ensañamiento cuyas víctimas somos "las largas condenas" por parte del sector ultra-represivo de la magistratura. Nos negamos a ser por más tiempo las víctimas de estos verdugos jurados.

Para concluir esta lista no-exhaustiva, queremos decir cuán necesario y vital nos parece que las autoridades penitenciarias se dediquen a cumplir con su promesa de apoyo a la reinserción de las personas presas. Hemos comprobado que, nosotros, los presos de las cárceles centrales de Francia, no nos beneficiamos de medidas que vayan en este sentido. Queda claro que no existe la voluntad política, y que las medidas concretas quedan en el aire. Nos parece evidente que nos están sacrificando y que nos llevan a una aniquilación sistemática. No queremos ser la materia prima para la política de seguridad ciudadana fomentada por el Estado.

Por supuesto, mandamos un saludo a todos nuestros compañeros que se encuentran ahora enterrados vivos dentro de los módulos de aislamiento, y también a aquellos que están sufriendo la insoportable humillación de la celda de castigo. ¡Fuerza, ánimo y determinación para todos y todas!.

Para terminar, queremos dirigirnos a todos los jóvenes de los barrios periféricos, a todos los hijos e hijas del proletariado y sub-proletariado, a aquellos y aquellas que constituís la clase de los sacrificados del sistema. Ayer, vuestros padres y abuelos, eran convertidos en "carne de cañón", y mandados al frente para morir defendiendo intereses que no eran los suyos. Hoy en día, nos ofrecen como destino, ser "carne de prisión". Rechazad esta tragedia, rechazad esta lógica.

Tomad conciencia de todo esto antes de que sea demasiado tarde; porque las puertas de las cárceles se cierran cada vez más sobre vosotros y para un tiempo cada vez más largo, cuando los verdaderos delincuentes, los que viven nutriéndose de la miseria, de nuestra miseria, se sacian con toda arrogancia, burlándose de nuestras desgracias, de nuestras vidas sacrificadas.

jueves, 22 de marzo de 2007

EN ESPAÑA SE INSTAURA LA CADENA PERPETUA


CUMPLIMIENTO INTEGRO DE HASTA 40 AÑOS DE PRISIÓN. PRISIÓN COMO NORMA. LIBERTAD COMO EXCEPCIÓN

Con la última modificación del Código Penal, de la Ley Orgánica del Poder Judicial y de la Ley General Penitenciaria estableciendo, se ha establecido de una manera más o menos encubierta la cadena perpetua en nuestra legislación, así como la libertad como excepción a la norma que es la privación de la misma.

Se ha modificado el Código Penal con el fin de prever la posibilidad de que se puedan cumplir íntegramente hasta 40 años de prisión, con la única exigencia de que la persona haya sido condenada por dos o más delitos de terrorismo y alguno de ellos esté castigado con pena de prisión superior a 20 años.


Los beneficios penitenciarios, los permisos de salida, la clasificación en tercer grado y el cómputo de tiempo para la libertad condicional deben acordarse, prácticamente de forma obligatoria (y ahí la novedad), sobre la “totalidad de las penas impuestas en las sentencias”. Otra novedad absoluta: siempre que la duración de la pena de prisión impuesta sea superior a 5 años, la clasificación en el tercer grado no podrá efectuarse hasta el cumplimiento de la mitad de la pena impuesta, y ello para todos los delitos.


Para que un preso pueda acceder a la libertad condicional, no solo debe haber cumplido íntegramente las tres cuartas partes de la condena, encontrarse en tercer grado de tratamiento y observar buena conducta como señala la legislación actual, sino que ha de haber satisfecho la responsabilidad civil derivada del delito”, condición paradójicamente dirigida a las personas provenientes de los estratos económicamente más desfavorecidos de la sociedad.


A los condenados por terrorismo, además de las anteriores condiciones, se les exige “mostrar signos inequívocos de haber abandonado los fines y los medios terroristas y, además, hayan colaborado activamente con las Autoridades...”. Ello implica una ruptura del principio penal de igualdad, pues es una exigencia dirigida exclusivamente a estos penados que no se pide a los presos condenados por ningún otro delito: a ningún funcionario condenado por torturas, por ejemplo, se le realizan estas exigencias para gozar de los beneficios legales.


Al igual que el Código Penal vigente, de forma excepcional se admite la posibilidad de que el preso acceda a la libertad condicional cumplidas únicamente las dos terceras partes de la condena, tras recabar diferentes informes y “siempre que merezcan dicho beneficio por haber desarrollado continuadamente actividades laborales, culturales u ocupacionales” en prisión. La novedad estriba en que los condenados por terrorismo tienen absolutamente vedada estaba posibilidad.


Paralelamente a la modificación del Código Penal, se modificó la Ley General Penitenciaria, añadiendo también en materia de clasificación y progresión al tercer grado la condición de satisfacer las responsabilidades civiles. Respecto a las personas condenadas por terrorismo, se añaden también las mismas condiciones de arrepentimiento (reminiscencia religiosa que no es propia de un Estado aconfesional) y delación, para acceder a los citados beneficios penitenciarios.


Con la nueva legislación cuando los presos formalicen recursos de apelación en materia de clasificación o concesión de libertad condicional y pueda dar lugar a su excarcelación, el recurso tendrá un efecto suspensivo (se mantiene la prisión hasta la resolución del recurso), cuando hasta ahora era justamente al revés, estableciéndose así la prisión como norma y la libertad como excepción, lo que contraría al espíritu de la Constitución, y del propio Tribunal Constitucional, que establece que la libertad es, después de la vida, el bien jurídico supremo.

NI CON FRANCO.- Ni siquiera el Código Penal de 1944 impuesto por el General Franco tras el levantamiento militar preveía unas penas de cárcel tan severas y tantas dificultades para acceder a beneficios penitenciarios (que existen en la legislación desde la Ordenanza de Presidios del Reino de 1834). Con el Código Penal franquista, la pena máxima era de 30 años, de los que, en muchos casos, se cumplía menos de la mitad por la entonces vigente (hasta 1995) redención de penas por el trabajo (instrumento jurídico con una clara reminiscencia bélica que en un principio sirvió para reducir la condena de los delincuentes políticos en la posguerra, pero que luego se aplicó a todo tipo de condenados hasta su triste derogación con la entrada en vigor del llamado Código Penal de la democracia en 1995). La casi práctica extinción de los beneficios penitenciarios supone un retroceso legislativo de dos siglos.


Ya en las III Jornadas de profesores de Derecho Penal celebradas en 1975, la mayoría de la doctrina estaba de acuerdo en declarar que ninguna pena de pena privativa de libertad debería sobrepasar los 20 años, pues todo encarcelamiento superior a esa duración destruye la personalidad.


Las convenciones internacionales consideran inhumano y degradante par la persona cualquier estancia en una prisión por un tiempo superior a los 15 años. El 19 de febrero de 2003 un Tribunal alemán ha dictado la primera condena a una persona por el atentado a las torres gemelas de Nueva York, considerándole cómplice de más de 3.000 asesinatos, condenándole a su pena máxima: 15 años de prisión. No es que Europa sea un ejemplo a seguir en esta materia, pero hubiera sido menos doloroso que la tendencia señalada, acercándonos más a las legislaciones de los Códigos Penales de los países hermanos: Colombia (40 años de prisión máxima), Costa Rica y Guatemala (50 años) El Salvador (75 años), o Chile y Argentina (cadena perpetua).

Endika Zulueta S.S. Abogado. endika@nodo50.org

domingo, 11 de marzo de 2007

Más de 500 presos andaluces tienen SIDA, algunos en fase terminal, y no son excarcelados


Las cárceles andaluzas están ocupadas (según datos de Instituciones Penitenciarias de la semana pasada) por un total de 13.845 reclusos. De ellos, más de 1.109 son mujeres y el resto hombres.

Pero esa cifra, que supone que Andalucía es la comunidad autónoma con más reclusos de toda España del total de 64.754 que hay en toda España, esconde una masificación y hacinamiento que ha sido denunciado en muchas ocasiones y que, según los sindicatos, supera el 174 por ciento.

De hecho, decían la Asociación Pro Derechos Humanos y la Federación Andaluza de Drogodependencias y SIDA, en un informe sobre los presos, que sólo existe un funcionario de seguridad por cada cinco presos, pero tan sólo un médico por cada 162 presos y un enfermero por cada 127 presos. Y ello pese a que actualmente, segun las estimaciones que hacen ambas ongs hay más de 500 presos con SIDA.

Deficiencias sanitarias

Y es que, además de esa masificación, tras las rejas de las prisiones andaluzas también se esconde otra realidad: la de numerosos enfermos, muchos de ellos en fase terminal, que mueren en prisión, sin que sean atendidas sus peticiones de excarcelación. De hecho en el año 2004 fallecieron en las cárceles andaluzas 40 presos: en 2005 fueron 60, según Pro Derechos Humanos.

En este sentido ahondaba el informe realizado por APDH y Enlace, según el cual, en Andalucía había a finales del pasado año 2.587 personas con VIH, de las que 584 han desarrollado SIDA. A ellas hay que su mar 5.704 personas con hepatitis, 696 enfermos de tuberculosis y 3.575 con trastornos psicopatológicos. Además, según denunció Pro Derechos Humanos «muchos presos se encuentran con enfermedades graves e incurables «y no obstante no son excarcelados, tal y como prevé la legislación penitenciaria». Así APDH asegura haber solicitado en los últimos tiempos numerosas excarcelaciones para presos enfermos.

El informe hacía hincapié en que estos presos, en lugar de recibir la atención especial que necesitan, reciben «una asistencia sanitaria de segunda categoría».
Así, según el citado informe,en prisión sólo existen equipos de atención primaria pero que no hay especialistas para las enfermedades mas comunes, infecciosas, psiquiatría e incluso odontología. Además, según Enlace, las enfermerías de las prisiones tiene sólo una cama por cada 18 presos y se cuenta con una cama de hospital por cada 155 presos.

Por ello, el propio Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, reconocía hace unos días que en Andalucía hay muchos presos terminales a la espera de la excarcelación y ha recogido en sus informes numerosas quejas acerca de la delicada situación de algunos o los deficientes recursos sanitarios de las cárceles.

El Defensor del Pueblo cada año recoge numerosas quejas y peticiones de traslados de presos. Además Chamizo ha reiterado en sus informes que no existen medios para el traslado de muchos enfermos que cumplen condena en los centros penitenciarios. Principalmente el problema, que Chamizo puso en conocimiento de Instituciones Penitenciarias, era el hecho de que no había fuerzas conductoras para trasladarlos.


Extraído del ABC